Kajkoj Máximo Ba Tiul (Maya Poqomchí’)
Guatemala; años de desprecio y abandono.
Guatemala alcanza los 18 o 19 millones de habitantes, en su mayoría población Indígena, aunque el último censo, oficializa una cantidad del 40 por ciento. Dicha población, está dividida en cuatro naciones que se conocen como pueblos: Maya, Xinka, Garífuna y Ladino. La nación Maya es la más grande, con 23 pueblos totalmente diferenciados. Esta composición de sus habitantes, convierten al país en un espacio plurinacional.
Como todos los países de América Latina, Guatemala tiene una larga historia de dictaduras y represiones. Desde la colonización española, en 1524, cuando Cristóbal Colón llegó a Guatemala, los Pueblos Indígenas-originarios, han tenido que disputar espacios políticos, con los criollos-oligarcas-burgueses. Estos últimos se han dedicado a expoliar los territorios Indígenas, hasta ahora. Esta clase social, instalada en la colonización, también desarrolló políticas de exterminio contra la población originaria, ejecutando así varios genocidios: la colonización española 1524-1821, la colonización alemana 1870-1900, las dictaduras militares 1962-1996 y el extractivismo 2000 hasta nuestros días. Las políticas de exterminio y management en contra de los Pueblos Originarios no fueron suficientes para terminar con pueblos milenarios que defienden su tierra y territorio.
Los Pueblos Indígenas, principalmente mujeres, niños y niñas, son quienes viven en mayores condiciones de desigualdad. Esta situación se manifiesta en que son los menos favorecidos en las políticas públicas de salud, educación, vivienda, trabajo, empleo digno, entre otros. En los territorios Indígenas, es donde hay más desnutrición y otras enfermedades que son la causa de muertes de muchos niños y niñas y mujeres en etapa de embarazo. La falta de medios de comunicación, vías de acceso, hospitales, también empeoran la salud de los miembros de los Pueblos Originarios ; agregado a ello se suman los constantes desalojos en sus territorios, promovidos por terratenientes, narco terratenientes y dueños de empresas multinacionales, en contubernio con el Estado, que impunemente y bajo la modalidad de corrupción concede territorios Indígenas para su destrucción.
Guatemala, es uno de los países de América Latina, que tiene más compromisos con todo el mundo para generar políticas en beneficio de los Pueblos Indígenas que habitan en su territorio. Es parte de la mayoría de instrumentos internacionales en derechos humanos y derechos de los Pueblos Indígenas, pero, en realidad es uno de los países más racistas y discriminadores. La sociedad guatemalteca, principalmente los criollos y oligarcas guatemaltecos, promueven discursos de odio en contra de los Pueblos Indígenas. Esta situación se ha manifestado muy fuertemente en este mes de movilización en contra de la corrupción y la impunidad. La corrupción y la impunidad, dirigida por un grupo de criminales, es la causa por la que muchos guatemaltecos, principalmente los Pueblos Indígenas, viven en situaciones infrahumanas, quienes además han vivido persecución judicial por defender sus tierras y territorios.
¿Por qué las movilizaciones Indígenas?
Desde la llegada de los colonizadores en 1492 y a Guatemala en 1524, los Pueblos Indígenas del continente, siempre resistieron. La colonización europea no fue fácil. En Guatemala, desde los primeros momentos de la colonización y la invasión española, los Pueblos Indígenas se rebelaron; por ejemplo, el Pueblo Itz’a en el Petén, al norte de Guatemala, fue dominado hasta 1667 aproximadamente.
Libros y títulos escritos por los Pueblos Originarios , en lo cercano a la invasión, dan cuenta de la férrea pelea que presentaron los Pueblos Originarios. El Chilam B’alam, principal libro de los Kaqchikeles, relata estos hechos. Títulos como el de Ixquin Nehaib’, Título de Totonicapán, Título del Ajpop Huitzitzil Tz’unun, los Títulos de Kojaj, son pruebas importantes de cómo los pueblos de ese momento se resistieron a la imposición de un nuevo sistema de vida.
Otros libros escritos por cronistas españoles, como: Francisco Antonio Fuentes y Guzmán, Pedro Cortes y Larraz, Vasconcelos, Tovilla, Viana, Gallegos, Villagutierre Soto-maya y otros, nos cuentan que los Pueblos Originarios no se quedaron estáticos frente a toda la empresa invasora europea, iniciada primera vez en 1492 con Cristóbal Colón y en Guatemala, por Pedro de Alvarado.
De esta manera podemos ver en la historia larga de los Pueblos Originarios , una constante movilización, con matices diferentes en cada momento histórico; no son las mismas motivaciones coyunturales de las rebeliones Indígenas en los primeros años de la invasión en comparación con las de los primeros años de la independencia, las movilizaciones o levantamientos durante la guerra fría, las que se realizaron en los primeros años del extractivismo y las movilizaciones en la actualidad.
Las primeras movilizaciones que iniciaron en 1524, fueron en contra de la colonización española, por los despojos de territorios Indígenas y convertir a los pueblos en siervos de la corona y de la iglesia. En los años anteriores a la independencia, las movilizaciones fueron en contra de los tributos, cuando las Cortes de Cádiz ya los había suprimido y los criollos, violando estas leyes de la colonia, siguen oprimiendo a los pueblos, obligándoles a seguir tributando.
Durante los gobiernos militares y dictatoriales como los períodos de Carrera, Justo Rufino Barrios, Ubico, Ydigoras Fuentes, Arana Osorio, Kjell Laugerud Garcia, Lucas Garcia, Rios Mont, Ubico, las movilizaciones fueron campesinas e Indígenas, principalmente por las demandas de tierra, como la movilización de Panzón de 1978. Después de la firma de la paz, se desarrollaron movimientos Indígenas y campesinos, en contra del extractivismo, parecidos a la movilización de los mineros de Ixtahuacán en 1977. En esta época, se llevaron a cabo las marcha de mayas Q’eqchi, Poqomchi y Achi, que saliera de Cobán en el año 2012 y posteriormente, la marcha de San Juan Sacatepéquez, las resistencias de Río Dolores, la resistencia de la Puya, la resistencia de la Sierra de Las Minas.
Disputa constante entre Pueblos Originarios y Estado
A pocos años luego de la firma de la paz, Guatemala comenzó un proceso de retroceso con la reforma constitucional que pretendía reformar la Constitución de acuerdo a los compromisos de la paz, la desmovilización simbólica de plazas en el ejército y no de su private activo y la utilización de las oficinas Indígenas como botín político: Academia de las Lenguas Mayas, Fondo Indígena de Guatemala, la Comisión contra la Discriminación y el Racismo, la Defensoría de la Mujer Indígena, el Fondo Widespread para la Vivienda, la Dirección de Educación Bilingüe Intercultural, las Secretarias Indígenas en diferentes instituciones del Estado como; en la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público, el Ministerio de Trabajo.
Paralelamente, los Pueblos Indígenas y originarios, se constituyeron en la pieza elementary para detener la nueva expoliación promovida por las empresas extractivas. Las hidroeléctricas, la palma africana, la minería, fueron las principales actividades del empresario nacional e internacional, dejando saldos negativos en las comunidades de los Pueblos Indígenas, como: desapariciones, asesinatos, encarcelamiento, persecución, despojo de tierras y migración. Esto va mucho más allá de lo que conocemos como políticas de criminalización y ha dejado un saldo negativo en las comunidades de Pueblos Indígenas.
Desde ese momento, los Pueblos Indígenas reactivaron la práctica de la movilización constante, demandando derechos. Tal y como lo hicieron en los primeros años del extractivismo, también lo hicieron cuando comenzó el retroceso del modelo de justicia transicional, con la decisión de la Corte Constitucional, de retrotraer el juicio en contra de Ríos Montt, dos días después de la sentencia en el año 2013.
En el año 2015, cuando se dio la movilización en contra de la corrupción de Roxana Baldetti y Otto Pérez Molina, los parques del inside del país, sobre todo en ciudades como Quetzaltenango, Huehuetenango, y Cobán, fueron escenario de las movilización de comunidades Indígenas que demandaron el no cumplimiento de proyectos que habían sido programados por alcaldes, diputados, consejos de desarrollo departamental, estos dirigidos por los gobernadores, para ser ejecutados en comunidades Indígenas. En ese sentido, la escasez de private e insumos en y para el sector del magisterio y de salud también han sido motivo de constante movilización Indígena.
¿Por qué la movilización Indígena en el 2023?
El abandono en la que se encuentran las comunidades Indígenas debido a la corrupción están superando la situación de años anteriores. El pacto prison que tiene controlado el país no quiere los resultados de las elecciones generales del 20 de agosto y promueve un golpe de Estado “en cámara lenta”, para gobernar por medio de una dictadura disfrazada. Esto obligó nuevamente a las autoridades de los Pueblos Indígenas, principalmente de la nación Maya y Xinka, a llamar desde hace más de 40 días, a una movilización para restaurar el orden constitucional y la democracia.
Las autoridades Indígenas mayas de los 23 pueblos mayas y del pueblo Xinka, comenzaron por un lado a ser reconocidos como personajes importantes para el cambio en el país y como sujetos políticos históricos. Tuvieron que venir a la capital, recorriendo muchos kilómetros, aguantando agua, sol, comiendo lo que tuvieran disponible. No escatimaron ningún esfuerzo, y tal como lo hicieron sus antepasados, decidieron una vez más enfrentar racismo, discriminación y exclusión. Llegaron a la capital y a las áreas urbanas más importantes del país para unirse a las insurgencias nacidas de los barrios marginales, que también sufren los embates del capitalismo.
Los Pueblos Originarios de Guatemala, como los Pueblos Originarios del mundo, comenzaron su caminata, su movilización, rebelándose al sistema, diciéndole a los corruptos y criminales guatemaltecos, “que ellos eran los descendientes de los que durante muchos siglos quisieron acabar”. Hablaron a los corruptos y criminales en sus propios idiomas, con su propio contenido y narrativa, mediante sus propios medios de comunicación que poco a poco, fueron replicados por otros medios de comunicación. Fueron ganando espacio.
Entre las demandas de los Pueblos Indígenas, se pidió el restablecimiento del Estado de Derecho y el respeto a la democracia. Exigieron la renuncia de la Fiscal Common Consuelo Porras, el Fiscal Especial contra la Impunidad Rafael Curruchiche, la Fiscal Cinthya Monterroso y el Juez Fredy Orellana, acusando a la Fundacion contra el Terrorismo y otros, como los perpetuadores del Golpe de Estado, quienes desestabilizaron el país mediante acciones ilegales. Los Pueblos Originarios exigieron a las cámaras empresariales, a la iglesia católica y a otras organizaciones a pronunciarse en contra del golpe y a favor de la democracia.
Ellos sabían que iban a ser recibidos por la derecha y la extrema derecha guatemalteca, con discursos conservadores y racistas, acusándolos de que no saben lo que quieren. Incluso, en los artículos constitucionales no se refieren a los Pueblos Originarios como pueblos, sino como comunidades que hay que proteger. A nivel nacional, se les trata como elementos culturales y no como sujetos de cambio, de derecho, o sujetos políticos. A veces les tildan de izquierda, y a veces de no tener ideología, porque las únicas ideologías aceptadas son la “derecha” y la “izquierda”, nada más. Marx o Friedman, Engels, Lenin, Hayek; o Dios o el diablo. No se piensa que los pueblos puedan tener su propia ideología, basada en un sistema económico, político, social, religioso y diferente.
Por eso, no se comprende que cuando los Pueblos Originarios de Guatemala, llaman a defender la “democracia”, no están diciendo que cambie todo para que nada cambie. La narrativa de la democracia, no es para seguir con la democracia que solo ha sido como camisa de fuerza para la demanda de derechos. Llaman a restablecer la democracia, para que, desde ahí comenzar la refundación de todo, incluyendo el sistema político y económico.
La lucha de hoy, no es para quedarse ahí. Es para ir más allá. La movilización Indígena hoy, es una rebeldía, sí, porque es antisistémica. Es producto de la rabia que hay en la mente y corazón de hombres y mujeres que sufren el flagelo de un sistema fallido, de quienes a diario ven morir a niños por desnutrición, a mujeres antes de dar a luz. De quienes ven a diario el despojo de tierras y la política de desalojo impuestas por los narco-finqueros y el Estado racista y discriminador.
Esta movilización que hoy cumple cien días no es informal. Se fue construyendo poco a poco. No es ni de derecha ni de izquierda. Es un movimiento de Pueblos Originarios, con su propia estructura orgánica, su propia narrativa, su propio proyecto político. Se fue construyendo poco a poco y se alimentó del hartazgo de toda una ciudadanía, en contra del grupo prison guatemalteco. Es un movimiento con dignidad. No se tiene que pedir permiso, ni a la izquierda ni a la derecha; este movimiento rebasó incluso a los movimientos sociales históricos. Es un movimiento, que se alimenta del tiempo cíclico de los Indígenas. Es como lo ellos mismos dicen: “un ensayo”, un “nuk’uj”, o “estamos haciendo camino y lo hacemos al andar”. Es el inicio de un nuevo amanecer. Es la forma de retomar el camino trazado por sus antepasados, pero para ir más allá.
Los Pueblos Originarios van ahí, y seguirán estando ahí, aunque el sistema los quiera terminar. Ahí están para defender a todos y todas. Están ahí para instaurar un nuevo mundo y muchos mundos para todos. Ahí estarán si inicia otra estocada del sistema opresor, si se anuncia la persecución de quienes estuvieron en la resistencia, o si se captura a los líderes de la resistencia. Los Pueblos Originarios llamarán a la articulación desde sus propias formas, como antes lo hicieron los antepasados, cuando se enfrentaron a los españoles. La lucha de los pueblos estará ahí, para restablecer la armonía y el equilibrio, como principio elementary del pensamiento de los Pueblos Originarios.
— Kajkoj Máximo Ba Tiul es un antropólgo, filósofo, teólogo, investigador y analista Maya Poqomchí.
Foto superior: Prensa Comunitaria